REVISTA DE PRENSA
La desnutrición en los pacientes hospitalizados aumenta la mortalidad total, las necesidades de tratamiento y los costes asociados
- Las personas con patologías crónicas y los ancianos, grupos poblacionales con mayor riesgo de sufrir desnutrición
- Es fundamental concienciar a los profesionales implicados en la atención a los pacientes sobre la detección y prevención de pacientes de riesgo
- El 24% de los pacientes hospitalizados y el 25%de los pacientes ingresados en residencias de ancianos sufre desnutrición. Entre la población general, la prevalencia de desnutrición se sitúa en torno al 4.1%, mientras que el riesgo de desnutrición alcanza el 25%.
ZARAGOZA, 5 DE MARZO DE 2018 -A pesar del alto impacto que tiene la desnutrición en la calidad de vida de los pacientes, en la actualidad se trata de un problema infradiagnosticado en España, así por ejemplo no suele registrarse en los informes de alta médica de manera específica, incluso cuando sí ha sido detectado.
Es por ello que resulta fundamental concienciar a los profesionales implicados en la atención a los pacientes en la prevención y detección de pacientes de riesgo. En el marco del X Congreso Nacional de Atención Sanitaria al Paciente Crónico, organizado conjuntamente por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), se ha abordado la detección transversal de la desnutrición en los distintos niveles asistenciales con el objetivo de dotar a los profesionales sanitarios de las herramientas que les permitan conocer los recursos disponibles en la detección, diagnóstico, tratamiento integral y toma de decisiones en materia de desnutrición.
Tal y como explica la Dra. Juana Carretero, secretaria general de la SEMI y ponente de este taller, “en cada nivel asistencial deben existir protocolos de actuación, test de valoración del riesgo, valoración de la ingesta, qué come el paciente y dónde come, quien compra y hace la comida, detección de la disfagia, etc. Y una vez que el paciente está en el hospital, tener un seguimiento y control que evite que sufra desnutrición derivada de las actuaciones médicas”.
Cerca de uno de cada cuatro pacientes ingresados en el hospital (el 24%) sufre desnutrición y entre el 40 y el 70% está en riesgo nutricional, según datos del estudio Predyces. Por su parte, entre los pacientes ingresados en residencias de ancianos, en torno a la mitad está en riesgo de desarrollar desnutrición y el 25% presentan desnutrición establecida. En cuanto a la población general, la prevalencia del riesgo de desnutrición se sitúa en torno al 25% y la de desnutrición alrededor del 4.1%.
Estos datos dan una idea de la importancia de este problema, más teniendo en cuenta cómo afecta a la recuperación y tratamiento de los pacientes. “La desnutrición en el paciente hospitalizado dificulta la cicatrización de las heridas, aumenta las infecciones y complicaciones, como por ejemplo que el paciente tarde más tiempo en levantarse de la cama, con lo cual aumenta la mortalidad total, las necesidades de tratamiento (sueros, antibióticos, etc.) y los costes (estimado en un 50% más por paciente -6.000 euros-). Pero sobre todo, que un paciente se desnutra en el hospital o en una residencia de ancianos empeora su calidad de vida”, subraya la Dra. Carretero.
Por tanto, resulta clave poner el foco en la desnutrición y realizar una atención transversal de esta. “Cuando un paciente sale del hospital desnutrido, esa desnutrición pasa a ser una desnutrición clínica, de la comunidad, y son los médicos de Atención Primaria y la Enfermería los principales implicados en su manejo. Por eso, todos los profesionales tenemos que estar sensibilizados de este problema”, añade.
Los grupos poblacionales con mayor riesgo de sufrir desnutrición son, sin duda, las personas con patologías crónicas, sobre todo si tienen una enfermedad aguda intercurrente, y los ancianos, que además ―en muchos casos― viven solos y con problemas socioeconómicos importantes. A estos problemas socioeconómicos se unen cambios en la composición corporal propios del envejecimiento, el menor apetito, la polimedicación, la pluripatología y, muy importante, la soledad.
Iniciativas en materia de desnutrición
Conscientes de la importancia de esta problemática, la SEMI trabaja en esta área mediante diferentes iniciativas, como la acción “Nutrición para internistas” que se desarrollará en marzo con el fin de concienciar a todos los responsables de la atención a los pacientes en el hospital sobre este tema; o el trabajo de valoración de la prevalencia de desnutrición en los informes de alta. “El objetivo es mejorar el estado nutricional de nuestros pacientes con insuficiencia cardiaca, EPOC, diabetes, cáncer o cuidados paliativos, etc. sin olvidar los programas de ejercicio físico adaptado, también muy importante para que el paciente no pierda masa muscular”, concluye la Dra. Carretero.
Al hablar de desnutrición, es necesario diferenciar entre desnutrición primaria -entendida como la falta de nutrientes (proteínas o energía) y habitualmente relacionada con la pobreza o ciertas situaciones como la anorexia nerviosa-y la Desnutrición Relacionada con la Enfermedad (DRE). En esta última se unen una serie de procesos inflamatorios relacionados con la enfermedad, tanto las condiciones crónicas que padezca la persona como con una aguda que se superponga y que genera una cascada de acontecimientos (el paciente come menos, tiene problemas para digerir y absorber los alimentos, mayores requerimientos y un largo etc.) que harán que empeore su situación nutricional previa, precaria en muchas ocasiones.