Información para pacientes
Síncope
Esta información ha sido elaborada por el grupo de Educación para la Salud de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Pretende que los pacientes conozcan mejor sus enfermedades.
1. ¿Qué es un síncope, en qué consiste esta enfermedad?
El síncope es una pérdida brusca y temporal de la conciencia y del tono postural, de duración breve y con recuperación espontánea. El síncope se produce por una disminución transitoria del flujo sanguíneo al cerebro. Es un problema frecuente en la población general.
Es importante no confundir la pérdida verdadera de la consciencia con otros problemas como el vértigo, la ansiedad o un mareo. A diferencia del síncope, la lipotimia es un desvanecimiento pero sin llegar a la pérdida total de la conciencia.
2. ¿Qué podría hacer para evitarlo y debo decir a familiares o amigos para que no lo tengan?
Es importante reconocer las situaciones que lo favorecen y evitarlas.
La mayoría de los síncopes aparecen sin que exista una enfermedad asociada. La causa más frecuente del síncope es una reacción vasovagal y sólo en un bajo porcentaje es debido a problemas cardiovasculares o neurológicos.
Dada su elevada frecuencia en la población es muy importante identificar a las personas que pueden tener una enfermedad asociada potencialmente grave, sobre todo cardíaca o neurológica.
Entre las causas benignas que pueden provocar un síncope están: dolor, miedo, emociones intensas, ejercicio intenso; en ocasiones tras toser, defecar o ejercer presión en el abdomen de forma vigorosa, al levantarse bruscamente (hipotensión ortostática), con la toma de medicamentos que reducen la presión arterial, un bajo nivel de azúcar en sangre o deshidratación, tras el consumo de alcohol o algunas drogas. La medida más sencilla y eficaz es evitar esos factores que pueden precipitar el síncope en la medida que sea posible.
Si el síncope es producido por una enfermedad cardíaca o neurológica, el médico especialista prescribirá un tratamiento específico y las medidas que considere necesarias para intentar evitar que se repitan los episodios.
Los síncopes son muy frecuentes y la mayoría son benignos, no necesitando ningún estudio especial. Sin embargo es recomendable acudir a su médico, sobre todo, si se repiten en el tiempo, los episodios son más duraderos de lo habitual o se acompañan de otros síntomas.
Su médico realizará una serie de preguntas relacionadas con las características del síncope y con sus posibles causas (Historia clínica) así como una exploración física completa, con especial atención a la presión arterial, al pulso y una exploración neurológica. En algunos casos se puede complementar con la realización de un electrocardiograma y un análisis de sangre.Existe una serie de causas de síncope que pueden ser graves, pero son poco frecuentes, como: arritmias cardiacas (alteraciones del ritmo del corazón), enfermedades cardíacas (patología de las arterias coronarias o de las válvulas del corazón), embolia pulmonar, anemia importante, enfermedades neurológicas (como epilepsia o ictus) o psiquiátricas.
Sólo en casos seleccionados será necesario enviar a un especialista o realizar pruebas especiales como una ecocardiografía, un estudio cardíaco electrofisiológico o un TAC pulmonar o cerebral.
El episodio de síncope como tal no tiene un tratamiento específico, ya que es autolimitado y con recuperación completa en la gran mayoría de casos. En cualquier caso, ante una persona que tiene una pérdida brusca de conciencia siempre hay que asegurarse que respira espontáneamente y tiene pulso.
En el caso de que se produzca un síncope, la persona habitualmente es capaz de recuperarse en pocos segundos acostándola y elevándole las piernas. Si es posible, evitar que en la caída se golpee en la cabeza o se provoque un traumatismo en otras partes del cuerpo.
3. ¿Cuál es el pronóstico?
Va a depender de la causa que lo produzca, siendo a la gran mayoría de los síncopes de buen pronóstico. El único problema puede ser la caída y el posible traumatismo al perder la conciencia o si se está realizando alguna actividad como conducir un vehículo. Sin embargo, existe un pequeño porcentaje que puede tener consecuencias graves, sobre todo aquellos en los que existe una enfermedad cardíaca o neurológica. Es de gran importancia identificar a este subgrupo de enfermos.