Información para pacientes
Neumotórax
Esta información ha sido elaborada por el grupo de Educación para la Salud de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Pretende que los pacientes conozcan mejor sus enfermedades.
¿En qué consiste la enfermedad?
Es la entrada de aire en el espacio interpleural: entre la pleura visceral y la parietal que rodea los pulmones, ello origina un colapso pulmonar de mayor o menor magnitud, con su correspondiente repercusión en la mecánica respiratoria y hemodinámica del paciente.
El origen puede ser externo (perforación en la caja torácica) o interno (perforación en un pulmón).
Causa manifestaciones como dolor torácico, dificultad respiratoria.
Por la descripción de su dolor, en localización e intensidad, puede ser confundido con una angina de pecho o un infarto de miocardio.
Puede ser espontáneo o consecuencia de un traumatismo, ya sea abierto o cerrado, que provoca la entrada de aire entre las dos capas de pleura. Estos a su vez pueden clasificarse en iatrogénicos (por procedimientos médicos) y en no iatrogénicos. Por ejemplo, el que pudiera causar una fractura de costilla al rasgar la pleura.
En el espontáneo el neumotórax aparece sin ningún traumatismo previo. Podemos distinguir entre neumotórax espontáneo primario (si no hay enfermedad pulmonar subyacente) o neumotórax espontáneo secundario (si el paciente sufría algún tipo de neumopatía previa). Hay que descartarlo siempre ante cualquier dolor torácico o disnea de aparición brusca. La clínica y la exploración pueden ser muy inaparentes. La aparición de estos neumotórax suele darse con la formación de unas burbujas en la pleura visceral (bullas), que repentinamente se rompan originándolos.
El paciente con neumotórax espontáneo suele presentar un perfil de complexión delgada, pulmones grandes y alargados, y una edad de entre 20 y 30 años, a mayor incidencia según menor es la edad en este rango, y con un riesgo casi 5 veces mayor en varones. Además, afecciones como el asma pueden ayudar a la formación de estos, así como el tabaco.
El enfermo suele presentar dificultad al respirar, disnea de comienzo súbito, de intensidad variable en relación con el tamaño del neumotórax. También movimientos respiratorios rápidos y superficiales (taquipnea e hipopnea). Y dolor torácico agudo, de carácter punzante que aumenta su intensidad con la inspiración y la tos, generalmente en región axilar propagándose a la región del hombro y/o espalda (dolor en puntada de costado). Junto con tos seca y persistente, que se exacerba notablemente con el dolor.
¿Podría haberla evitado, y qué debo decir a familiares y amigos para que no la tengan?
Habitualmente no; el traumatismo suele ser accidental, y la existencia de malformaciones que favorezcan su aparición no son evitables.
Si se ha padecido uno se le debe advertir de que algunas actividades que suponen cambios en la presión atmosférica, como el buceo o el vuelo en avión, comportan un riesgo de recidiva de la enfermedad
¿Qué debo hacer ahora para mejorarme?
En presencia de sus molestias, y en función de la intensidad de ellas acudir a su médico o a urgencias. Si bien no supone un gran riesgo -con la debida atención hospitalaria- para la vida de la persona, el diagnóstico debe ser rápido y su atención casi inmediata, ya que además del colapso pulmonar y la debida pérdida de oxígeno, la formación de un neumotórax a tensión (donde el aire entra en el espacio interpleural pero no sale) puede ser fatal en muy poco tiempo, al ir comprimiendo el otro pulmón y el corazón.
El diagnóstico lo hace el médico comprobando que el cuerpo se oxigena mal hay cianosis y pulso rápido (taquicardia).
En el examen físico se pueden verificar: inmovilidad del hemitórax afectado, y en raras veces abovedamiento del mismo, disminución o abolición de las vibraciones vocales en el área afectada, con excursión de las bases pulmonares disminuidas. A la percusión hay hipersonoridad o timpanismo y a la auscultación el murmullo vesicular estaba abolido o disminuido (silencio auscultatorio), raras veces aparecen un soplo anfórico, y es fácil de ratificar con la ayuda de técnicas radiológicas, radiografía simple de tórax, o TAC.
A continuación, ofrecerá tratamiento, que depende de varios factores y puede variar desde el alta con seguimiento temprano hasta la descompresión inmediata con aguja o la inserción de un tubo torácico.
Puede ser una toracoscopia médica (mínimamente invasiva), o cirugía. En el neumotórax traumático, generalmente se insertan tubos torácicos y estos pacientes son manejados por cirujanos torácicos ya que otros órganos del tórax podrían verse afectados.
Cualquier herida abierta en el pecho debe estar cubierta con un sello hermético, ya que conlleva un alto riesgo de causar neumotórax a tensión.
¿Cuál es su pronóstico?
Su pronóstico a largo plazo depende del tamaño del neumotórax, así como de la causa y el tratamiento requeridos.
En general, un neumotórax pequeño que no causa síntomas significativos puede resolverse con observación o tratamiento mínimo.
Cuando un neumotórax es grande, es consecuencia de un traumatismo, afecta ambos pulmones o se debe a una enfermedad pulmonar subyacente, el tratamiento y la recuperación pueden ser más complicados.
Un neumotórax que continúa reapareciendo puede ser aún más difícil de tratar. Busque atención médica lo antes posible si sus síntomas vuelven a aparecer.
En muchos casos, menos del 5% de las personas que se han sometido a cirugía en combinación con pleurodesis para reparar un neumotórax tienen un nuevo neumotórax.