Información para pacientes
Disfagia
Esta información ha sido elaborada por el grupo de Educación para la Salud de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Pretende que los pacientes conozcan mejor sus enfermedades.
1. ¿En qué consiste la disfagia?
La disfagia o deterioro de la deglución es una dificultad para tragar que entorpece el paso de los alimentos líquidos y/o sólidos desde la boca hasta el estómago.
La deglución normal abarca varias fases, según el área que atraviesa el bolo alimentario. En la primera fase, oral y voluntaria, la vista, olor y sabor influyen en la salivación, succión, masticación y propulsión del bolo hacia la faringe. El resto del proceso es involuntario. En la fase orofaringea la epiglotis sella la laringe y el bolo alimentario continúa descendiendo y, por fin, en la fase esofágica el peristaltismo impulsa los alimentos hacia el estómago.
Tragar es un proceso neuromuscular complejo que puede afectarse con facilidad de forma aislada y accidental en cualquier persona sana o de forma establecida y problemática en personas con procesos patológicos o de envejecimiento. Esta afectación o disfagia es un conjunto de síntomas y signos clínicos que se puede originar por diferentes enfermedades que afectan la estructura anatómica o la función deglutoria en cualquiera de sus fases.
Entre las principales manifestaciones clínicas observables, puede aparecer babeo, restos de comida en la boca, tos mientras se come, sensación de ahogo, regurgitación nasal, arcadas o dolor al tragar, atragantamiento claro o fiebre sin motivo aparente. La disfagia del área orofaringea, en la que se afecta más la deglución de los líquidos, abarca el 80% de todas las disfagias.
Sus complicaciones pueden ser graves, bien por deterioro progresivo de la persona afectada, con pérdida de peso, desnutrición y deshidratación o bien por un problema súbito relacionado con infecciones, principalmente respiratorias o urinarias.
2. ¿Qué podría haber hecho yo para no padecer disfagia, y qué debo comentar a mis familiares y amigos para que no la padezcan?
Una parte importante de las enfermedades que causan problemas para tragar tienen relación con los hábitos de vida, es el caso de los cánceres de boca, cuello y pulmón o el de las enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Seguir una dieta equilibrada, hacer ejercicio moderado y no tener hábitos tóxicos, son consejos sencillos y útiles. Si se padece alguna enfermedad crónica, los cuidados se han de intensificar y personalizar.; el experto nos ayudará. En las enfermedades de índole neurológica o neurodegenerativa, más que de prevenir se trata de observar y detectar su aparición lo antes posible. Ante síntomas como los descritos, se debe comentar con el médico o enfermera de referencia para que le aconseje o lo derive a una Unidad de Nutrición .
3. De aquí en adelante, ¿qué debo hacer para mejorarme o curarme?
En la disfagia, la intervención nutricional temprana y adecuada es fundamental para preservar el bienestar y confort de la persona y reducir riesgos de complicaciones.
La educación terapéutica permite al paciente y a su entorno familiar entender la situación y saber cómo manejarla. La intervención educativa se dirige a:
A) Los cuidados que hacen referencia al tiempo y tranquilidad que se debe dedicar a comer, masticar suficientemente, prestar atención a la deglución, evitar elementos ambientales de distracción y no hablar mientras se come.
B) Los cuidados relacionados con la posición de la persona mientras come y un tiempo después y con maniobras deglutorias que le pueden ayudar. Ha de procurarse que esté cómodo, sentado o incorporado en la cama y que coma por sí mismo, si es posible.
C) El asesoramiento nutricional individualizado con:
- Cuidados encaminados a reducir el riesgo de atragantamientos mediante la adaptación del volumen y viscosidad de los líquidos y de las texturas de los sólidos para convertirlos en purés o hacerlos fácilmente masticables. Puede ser necesario el uso de espesantes comerciales.
- Cuidados encaminados a que la persona pueda cubrir todas sus necesidades de alimentos y de agua. En ocasiones puede estar indicada la suplementación nutricional o la consideración de vías de nutrición alternativas a la oral.
4. ¿Cuál es el pronóstico?
El pronóstico depende de cual sea la enfermedad de base y de su evolución.
En situaciones agudas o pasajeras como un ictus o un cáncer, cabe esperar la recuperación, incluso total, en ocasiones.
En enfermedades crónicas y progresivas el pronóstico mejora si la detección es precoz y los cuidados adecuados, con una etapa de recuperación o, al menos, un freno de los síntomas que causan falta de confort y mala calidad de vida.