Información para pacientes
Asma
Esta información ha sido elaborada por el grupo de Educación para la Salud de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Pretende que los pacientes conozcan mejor sus enfermedades.
1. ¿EN QUÉ CONSISTE LA ENFERMEDAD?
El asma es una enfermedad crónica del aparato respiratorio, en la que los bronquios están inflamados y se obstruye el paso del aire, como respuesta irritativa a diversos estímulos del ambiente.
Entre estos estímulos se encuentran el polen de las plantas, la contaminación, el humo, las emociones, la risa, el ejercicio, algunas medicinas entre otros. En ocasiones no somos capaces de identificar exactamente qué estímulos están implicados.
Los síntomas que da habitualmente son tos, una opresión en el pecho, pitos o sensación de falta de aire. Habitualmente estos síntomas aparecen de forma rápida, en forma de lo que denominamos “crisis”.
El Asma es una enfermedad relativamente frecuente, afectando en España aproximadamente al 5 % de la población adulta y al 10 % de los niños.
Habitualmente el asma empieza en la niñez, siendo menos habitual que empiece a partir de los 40 años.
2. ¿QUÉ PODRÍA HABER HECHO YO PARA NO PADECERLA, Y DEBO COMENTAR A MIS FAMILIARES Y AMIGOS PARA QUE NO LA PADEZCAN?
En el asma hay una serie de factores de riesgo, que favorecen o son la causa de padecer la enfermedad. Entre ellos el más importante es el componente hereditario. Otros factores de riesgo que aumentan la probabilidad de tener asma son: la predisposición alérgica, la obesidad, la rinitis, los problemas en el nacimiento (nacimiento prematuro y tabaquismo de la madre principalmente) y también los factores ambientales (alérgenos, infecciones respiratorias, ser fumador activo o pasivo). Como se puede imaginar, en la mayoría de estos factores de riesgo no se puede hacer nada, pues vienen determinados por nuestra genética o se producen en edades muy tempranas de la vida
Por otra parte, existen también unos factores desencadenantes que son los responsables de que aparezcan los síntomas y el empeoramiento de la enfermedad. Destacan la contaminación ambiental, el humo del tabaco, los cambios climatológicos, las emociones (risa, llanto, pánico, etc.), el ejercicio, las infecciones respiratorias y la ingestión de algunos medicamentos como el ácido acetilsalicílico y antiinflamatorios. En estos factores es donde sí podemos hacer mucho para evitar la enfermedad, pues si podemos evadirlos seguramente mejore nuestra enfermedad en gran medida.
3. DE AQUÍ EN ADELANTE, ¿QUÉ DEBO HACER PARA MEJORARME O CURARME?
Es fundamental establecer un plan de cuidados con su médico. En casos leves, suele ser su propio médico de cabecera el que lo lleva a cabo. En casos más complejos o graves, habitualmente debería ser evaluado por un especialista en Neumología o Alergología, ya que será necesario un mayor nivel de seguimiento o de pruebas a realizar para su control.
El tratamiento farmacológico es importante para controlar el asma y prevenir las recaídas, así como para disminuir la mortalidad. Aunque no se tengan síntomas, es de vital importancia tomar la medicación prescrita por el médico para disminuir el riesgo de padecer un ataque de asma. El ejemplo habitual es el de un fuego al que se le tira agua para apagar las llamas, pero después hay que seguir con el agua porque de lo contrario las brasas acabarán avivándose de nuevo y volviendo a encender llamas. Se dispone de medicamentos por vía inhalatoria, administrados mediante unos dispositivos llamados inhaladores, que llevan glucocorticoies (antiinflamatorios) y a veces también broncodilatadores. Otras vías de administrar el tratamiento son la vía oral o la subcutánea, utilizadas habitualmente para medicaciones antialérgicas.
Fumar es especialmente dañino para las personas que tienen asma, ya que la inhalación del humo irrita los pulmones y provoca el estrechamiento de las vías respiratorias. Así pues, es fundamental no fumar y, si se es fumador, poner tratamiento para dejarlo. En este sentido, consulte con su médico sobre las Unidades Antitabaco disponibles, pues allí le podrán ayudar de una manera más específica.
Si el asma es de origen alérgico, es importante evitar todo contacto con la causa que lo produce: polen, ácaros, pelo de animales, etc.
Si se tiene asma es mejor que, en vez de ácido acetilsalicílico, ibuprofeno, naproxeno, etc., se utilice paracetamol para la fiebre y el dolor, porque se puede desarrollar una intolerancia en algún momento de la vida que pueda afectar al desarrollo de la enfermedad.
4. ¿CUÁL ES EL PRONÓSTICO?
La enfermedad es muy variable, pudiendo cambiar mucho los síntomas del paciente a lo largo de los días y de los meses.
En las crisis leves, el manejo con planes de autocuidado o el ajuste del tratamiento por su médico de cabecera suelen ser suficientes. En ocasiones en que las crisis son más graves, se necesita de atención médica urgente, incluso muy ocasionalmente de ingreso hospitalario durante unos días.
Hoy en día, por suerte, es excepcional tener una crisis tan grave que requiera de conectar al paciente a un ventilador para ayudarle a respirar y tener que ingresar en las Unidades de Cuidados Intensivos.
Afortunadamente la mortalidad por Asma en nuestro país es muy muy baja, relacionándose en la mayoría de los casos con falta de un tratamiento adecuado.